As I presented on the first part of this blogging series, member countries of the BRIC and MIKT have recently gained relevance and momentum as their economies consolidate by successfully opening their markets to the globe while stabilizing growth and attracting new capitals. However, the alleged promising economies are also facing challenges in the social, political and environmental arenas that can negatively affect their potential. Let’s take a deeper look into each of these “new lands of promise”, starting with a BRIC country: Russia.

Aunque Rusia es una de las economías emergentes mas prominentes actualmente, no se habla mucho de las bases que sustentan su competitividad ni los retos que enfrenta como atractivo a la inversión de capitales extranjeros.

La realidad es que en los últimos años, Rusia ha alcanzado solidez en términos económicos y financieros, resultado derivado del alza a los precios del petróleo y el gas natural, commodities en los que Rusia sustenta la mayor parte de su economía. En el primer cuatrimestre del 2012 el Producto Interno Bruto de Rusia se expandió hasta en 4.5% anual después de haber observado un crecimiento del 4.7% en el periodo anterior. La industria de los combustibles fósiles en Rusia ha alcanzado tal magnitud que el año pasado el país supero a Arabia Saudita como el principal productor de petróleo.

Aún cuándo el desarrollo económico en Rusia ha disminuido en relación a años anteriores a la crisis global del 2008 cuando Rusia alcanzó hasta 7% de crecimiento, la nación sigue observando un desarrollo por encima de otras economías emergentes como lo es Brasil y manteniendo la tasa inflacionaria a niveles por debajo del 4%; que incluso esta por debajo de muchas economías desarrolladas.

Sin embargo, la realidad es que una economía tan dependiente de los combustibles fósiles es extraordinariamente vulnerable a la volatilidad de los precios de estos índices. El modelo económico ruso depende en gran medida de los niveles de consumo de estos combustibles y esta poco fundamentado en la inversión de infraestructura y el flujo de capitales extranjeros. Actualmente, Rusia esta situado como uno de los países peor calificados para hacer negocios, lo cual esta reflejado directamente por la misma dependencia en un solo sector productivo.

La solución más efectiva se derivaría de reformas económicas sustanciales que fomenten y retengan la inversión de capitales y diversifiquen el modelo de sustentabilidad económica que actualmente rige al país. Una de estas reformas implicaría generar mayor transparencia y acceso a la información publica de modo que la inversión extranjera tenga claridad en como se invierten y manejan los capitales, lo que haría mas eficientes y mas claros los procesos burocráticos y consolidaría la confianza de los inversionistas al menos en algunos sectores industriales de esta economía.

Finalmente, Rusia tendría que reducir su dependencia en el sector energético y enfocar esfuerzos en la retención de capitales asignados al desarrollo de infraestructura. Esto reduciría en buena medida la volatilidad de su economía y prevendría caídas importantes como la que se vio en el 2009 cuando su PIB se contrajo hasta en un 7% debido a la baja demanda de petróleo y derivados.

Actualmente, Rusia ofrece un alto retorno a la inversión debido al alto riesgo que representa, sin embargo, en un clima global actualmente adverso al riesgo, los flujos de inversión tienden a moverse a modelos económicos mas estables en los que la transparencia y la gobernabilidad corporativa sustentan la confianza en la inversión. Irónicamente, para Rusia, el primer paso a la consolidación es su diversificación.
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Diego De la Garza

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